quinta-feira, dezembro 21, 2006

Nin institutos nin eternidades



Fermosísimo artigo o de Fernando Marías, recente premio nacional de LIX, no ABCD desta fin de semana. Recollo deseguido algúns anacos sobre as súas motivacións e relacións coa que el chama noveles para todos os públicos:


En 1998 me encargaron mi primera novela juvenil. La propuesta me sorprendió y también, supongo, me asustó un poco. No tengo hijos y mis sobrinos eran entonces demasiado pequeños para poder usarlos como referencia, así que argumenté la carencia de modelo de lector al que dirigirme para rechazar la oferta. Pero la editora insistió, y logró convencerme con un razonamiento sedoso que resultó irrebatible.
-Sí conoces a un chaval de quince años, y además muy bien: piensa en ti mismo cuando tenías esa edad.
En mis novelas escribo para un solo lector: el joven que fui y espero seguir siendo, con matices, durante muchos años. Y con un solo objetivo: emocionar a ese lector exigente y literalmente único. Para ello me guío únicamente de la intuición -no existe otra fórmula posible-, lo que requiere abandonar los prejuicios y las incómodas normas sociales del mercado literario: no importan los críticos, ni las ventas del libro, ni las opiniones de los colegas. Sólo importa que el lector de quince años, mi lector, pase ávido de página. Soy, entonces, un escritor libre y tranquilo. Un hombre libre y tranquilo.
A veces, encima, ocurre que otros lectores y lectoras de esa edad leen el libro, y les gusta, y te lo hacen saber...
El niño que soy no está solo. Hermosa razón para continuar escribiendo.


Eu escribo para aquel rapaz que vivía detrás da casa do Concello e soñaba con ser escritor. Para aquel rapaz que escribiu unha novela titulada “Las aventuras del Alerta K-5” que hoxe fica perdida para sempre no remol da memoria. Para aquel rapaz que un día fun e que agardo habite aínda dentro de min, nalgún recuncho soleado e feliz.

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